De cómo recuperar un blog y no morir en el intento... (IV)

Reconozco que cada vez estoy más enganchada. Que cada vez encuentro más temas, más imágenes, más información que pienso... esto, esto es genial para el blog. Estos últimos años he tenido rachas buenas y no tan buenas. De esas en las que pensaba: ¿qué estoy haciendo con mi vida? ¿qué hago aquí y ahora? Hace tan solo unas horas lo comentaba con una buena amiga. Ella me decía que a veces sentía que estaba perdiendo el tiempo, que estaba viendo como su vida se le escapaba de las manos. En ese momento solo le dije una cosa: no lo permitas. 

Entiendo, y soy consciente, de que cada uno tenemos nuestros problemas en casa. El trabajo, los pagos, las discusiones, los problemas familiares, los estudios, el querer y no poder, el poder y no querer... a veces renunciamos a cosas que hoy por hoy nos parecen poco importantes y que mañana nos parecerán un alto precio que hemos tenido que pagar por algo que llegado el momento pensaremos que no ha valido la pena. ESE es el problema. Sea bueno o malo, todo, TODO, vale la pena. 

Las cosas buenas enseñan, pero las malas también (y no digo que enseñan más porque habría un trillón de excepciones). Hay que cometer errores, cierto, pero también hay que saber recuperarse de ellos. Y no echarse la culpa por todo, porque (aunque muchas veces no somos capaces nosotros mismos de verlo) no siempre tenemos la culpa de todo. Soy realmente joven (o al menos, me considero realmente joven jaja) pero considero que he metido la pata las suficientes veces ya como para saber en qué cosas me he equivocado. Eso sí. Llegados a este punto se cierto que volvería a cometer los mismos errores todas las veces porque todas esas cosas me han convertido en lo que soy. En lo que soy, en cómo pienso, en llegar aquí hasta este momento. Y si no quieres ser como eres, si no quieres vivir la vida que estás viviendo solo tu puedes cambiarlo. 

Levántate, plántale cara a aquello que odias cada mañana y lucha para cambiarlo. Que la vida no se escape. Disfrútala a cada segundo. Equivócate muchas veces. Rectifica tantas otras. Porque vivir, la vida, es demasiado bonita como para perdérsela. Y quien no lo vea, que despierte, porque se está perdiendo algo realmente maravilloso. 

Ahora sí, feliz lunes :)

Imagen: Pinspire

De cómo recuperar un blog y no morir en el intento (III)...

Me gustan las cosas bonitas. Las cosas hechas a mano y con cariño otorgan un valor añadido a esos objetos que acabas adquiriendo con tanto mimo. Las horas buscando cosas que completen un rincón. Tropezar en la red, por casualidad, con un "hazlo tu mismo" que consigue exactamente aquello que buscabas. La capacidad de compartir, de disfrutar de las cosas que tu haces y las que los demás te ofrecen... En la red consigues encontrar inspiración haciendo un solo clic. Y a veces, muchas, se nos escapa la forma de gestionar todo ese conocimiento.

A lo largo de los años he "conocido" los trabajos de cientos de artistas desconocidos que de una u otra forma han hecho la delicia de mis paredes. He encontrado a ilustradores y artistas capaces de transmitir en una sola imagen, en un solo dibujo, cientos de palabras y sentimientos. He disfrutado de su arte a solas, en una pantalla exclusiva en la que podía empaparme de sus colores sin límites ni restricciones. Y, con el tiempo, muchos de ellos han desaparecido. 

A veces lo malo de la universalidad es la falta de reconocimiento. La existencia de un público sin límites al que no saben como enfrentarse, con el que no tienen  un contacto directo. La existencia de un espacio tan amplio en el que presentar su trabajo, en ocasiones, minimiza las posibilidades de grandes artistas que se ven abrumados por la no llegada de un reconocimiento que se les antoja, en cierto modo, arrebatado. 

A vosotros, cualquiera de vosotros, que estáis leyendo estas palabras: hagáis lo que hagáis dadle el amor y el reconocimiento que se merece. Aunque sea una simple tarta, un DIY, un dibujo, unas palabras... Todo tiene valor, si se lo damos. No desmerezcas tu trabajo, esfuérzate y disfruta haciendo aquello que más deseas, porque después de todo, si no disfrutas con lo que haces, si no te valoras tu mismo y lo que haces, no esperes que nadie, NADIE, lo haga por ti. 

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