¿Nunca os habéis enamorado de algún objeto? Una chaqueta preciosísima, unos zapatos bellísimos, un magnífico libro... Bueno puesta esta es mi historia de amor con, ni más ni menos, una vajilla. Sí. Unos platos que me volvieron loca en cuanto los vi en el catálogo de verano de Zara Home del año pasado. Los vi y dije... LOS NECESITO. Así que salí huyendo a la tienda más cercana porque por internet no había forma de localizarlos. Allí me dijeron que no me preocupara que pronto llegarían, que estuviera atenta. Pasaron las semanas y nada de nada. Acabé llamando al teléfono de atención al cliente para preguntar por esa vajilla tan bonita que había en el catálogo y que no conseguía localizar. Y allí muy amablemente me dijeron: ESTÁ AGOTADA. Después de gritarle al pobre hombre que eso como podía ser si aún no había llegado a las tiendas, me dijo que iba a consultar cuando se repondrían y me llamaban para darme una contestación. Tres o cuatro días después remataron la faena diciéndome que habían hecho muy pocas piezas y que no iba a volver a fabricarse. Intenté buscar parecidas pero no encontré así que acabe comprando otra que ni fu ni fá (pero que daba el pego ehh jajaja).
Cosas de la vida que, por arte de magia, cuando ya me había olvidado de esa preciosa vajilla y entré a Zara Home solo para cotillear... ALLÍ ESTABA!! Tarde dos milésimas de segundo en hacer el pedido y esperé impaciente a que llegara a cada por que no acababa de creérmelo. Ahora están guardaditos en un cajón de mi cocina y no me canso de mirarlos. AY! quién me ha visto y quién me ve. Puedo enamorarme al instante de un buen par de zapatos pero lo de los platos me sobrepasó. (Y aunque me volvieseis a preguntar por esto jamás lo reconocería jajajajaja). Así que... TACHÁN! Aquí os dejo algunas de las preciosas vajillas que podéis encontrar y mi elección final.
Feliz jueves! :)